El Senado de Estados Unidos acaba de aprobar la propuesta del Partido Demócrata “The Inflation Reduction Act”, esta ley básicamente propone más impuestos y más gasto público. La votación estaba 50 a 50 pero la vicepresidente Kamala Harris desempató. Ahora vendrá el tratamiento en “The House of Representatives” o lo que sería, Diputados.
¿Cómo llegamos a esto y de qué se trata?
Contexto: Biden en 2020 anuncia un programa en el cual espera gastar USD 11 trillions (11.000.000.000.000) en la próxima década, incluso a sabiendas de que el déficit fiscal proyectado era de 24 trillions. Hoy ese mismo gobierno se asusta de la inflación.
El desastre monetario estadounidense no es nada nuevo, pero lo de los últimos años es escalofriante. Los cuatro años de Donald Trump aumentaron la cantidad de dinero en un 39,14%. La mitad de ese aumentó se dio en 2020, año de pandemia. Pero la pandemia no es ninguna excusa para falsificar moneda; eso se lo dejamos a Alberto Fernández cuya emisión monetaria vía Banco Central deja a la FED americana como una simple aprendiz.

En su página, el Partido Demócrata se propone reducir el déficit fiscal mediante un aumento de impuesto a las empresas y en simultáneo un aumento del gasto, lo cual es simplemente inflacionario. La inflación se combate bajando el gasto actual, no sumando gastos nuevos.
En 2021 tomó las riendas Joe Biden con sus planes gasto-maníacos en un Estado deficitario. A 19 meses del inicio de su mandato lleva aumentada en 8,87% la cantidad de dólares americanos en el mundo (por sobre la emisión ya hecha en la gestión Trump). Hoy están asustados por la inflación, como si lo que estuviese sucediendo hubiese sido un cisne negro impredecible. Juntos hasta la fecha los dos últimos presidentes aumentaron en un 51,5% la cantidad de dinero. Es mucho.
Para ponerlo más simple:
Trump arranca con USD 1504,579 Billions en circulación y termina su mandato con USD 2093,534 B (+39,14%) Biden inicia con USD 2093,534 B y a Julio 2022 está en 2279,172 Billions (8,86%). En los dos últimos mandatos presidenciales el circulante de dólares americanos aumentó en un 51,48%. Así y todo, algunos políticos populistas en Argentina, con absoluto descaro, se animan a decir que faltan dólares. Nunca en la historia hubo tantos dólares y tan baratos por tasa de interés como ahora.
Después de dos años con tasas menores a 0,1% la Reserva Federal americana la sube a 2,3% por miedo inflacionario. La tasa real sigue siendo negativa, hay muchos dólares y son baratos. El problema de Argentina es que sobra Estado y hay una brecha cambiaria de 120%, lo cual es un robo al exportador.
Milton Friedman demostró en su trabajo “Have Monetary Policies Failed?” (1972) para la American Economic Association que existe un desfasaje de aproximadamente 12 ~ 18 meses entre emisión monetaria y traslado a precios mediante inflación. Por lo cual, se podría decir que la FED de Donald Trump le dejó una bomba monetaria a Joe Biden. Pero Biden, lejos de inactivarla responsablemente se está comportado como un pirómano con nafta.
Si imprimir moneda funcionara para crear riqueza, Alfonsín hubiese sido el mejor presidente de la historia; en vez de ser recordado como el único que logró destruir dos monedas nacionales en un solo mandato presidencial que encima no llegó a cumplir.
Volvamos a esta nueva Ley contra la inflación. En una página del Partido Demócrata se propone reducir el déficit fiscal mediante un aumento de impuestos a las empresas y en simultáneo un aumento del gasto, lo cual es simplemente inflacionario. La inflación se combate bajando el gasto actual, no sumando gastos nuevos. Y con paciencia, ya que de la misma forma que una nueva emisión monetaria tarda un tiempo en trasladarse a precios; el mismo efecto sucede con los resultados de tomar medidas que curan la inflación. Lleva tiempo.
Es este desfasaje el principal problema. Desde el punto de vista de un político populista, los beneficios de falsificar su propia moneda son inmediatos y las consecuencias malignas son futuras. Por ende, un político no populista que se comprometa a combatir la inflación tendrá consecuencias inmediatas y beneficios futuros en caso de hacer las cosas bien.
Entre los impuestos proponen un 15% mínimo de corporate tax con el cual planean recaudar $313 billions y anuncian un gasto de $369 billions en “Seguridad Energética y Cambio Climático”. También exigen un impuesto del 1% a las recompras de acciones propias. Es decir, si una empresa con caja disponible decide que la mejor inversión es su propia empresa, recomprar acciones le saldrá 1% más caro. Y como es normal en estos casos, en medio de ese aumento de gasto e impuestos, ponen alguna causa “políticamente correcta”. En este caso es “bajar los precios de los medicamentos con receta”. Así no funciona.
El Partido Demócrata afirma que la ley va a bajar la inflación y cita a supuestos expertos que dan apoyo a la medida, entre ellos se encuentra el premio Nobel en Economía Joseph Stiglitz, un mercenario que en su prontuario tiene el haber cobrado plata de Venezuela en 2007 para decir que todo estaba bien y felicitar al dictador Hugo Chávez (terminó en una hiper y con 95% de pobreza); el haber cobrado USD100.000 de Argentina en 2012 para darle apoyo a la política económica de Cristina Kirchner. Y, como si eso fuera poco, en 2019 apadrinar a su pasante Martín Guzmán que emitió pesos como si no hubiese mañana y aumentó la base monetaria en un 155% en dos años para luego terminar renunciando al Ministerio de Economía y huyendo encapuchado en un auto. No conforme con eso, en 2021 le dio su apoyo a Gabriel Boric que nombró a una amiga suya como Consejera en el Banco Central; hace unos días, el 8 de agosto de 2022 la inflación en Chile alcanzó su nivel más alto en 28 años. Hoy Stiglitz dice que esta ley si va a funcionar ¿cuánto habrá cobrado esta vez?
Similar a lo que dicen en Argentina sobre los impuestos a los “ricos”, en EEUU intentan llevar tranquilidad diciendo que solamente lo pagaran los multimillonarios y exigen en su slogan “pay their fair share” que paguen su “parte justa”. ¿Qué tiene de justo que el Estado siempre esté cambiando las leyes para cobrarles más? ¿Cuándo será el día que el Estado pague su “fair share”? El Estado crea la inflación, el Estado impone su moneda y luego se dedica a falsificarla para cobrar impuesto inflacionario.

Similar a lo que dicen en Argentina sobre los impuestos a los “ricos”, en EEUU intentan llevar tranquilidad diciendo que solamente lo pagaran los multimillonarios y exigen en su slogan “pay their fair share” que paguen su “parte justa”. ¿Qué tiene de justo que el Estado siempre esté cambiando las leyes para cobrarles más?
El efecto de este nuevo impuesto lo único que va a provocar es que más compañías estadounidenses decidan trasladar sus sedes centrales o concentrar operaciones en países de baja tributación como por ejemplo Apple con Irlanda, Luxemburgo, Holanda, y las Islas Vírgenes Británicas. Lo curioso del caso de Apple es que el Gobierno de Estados Unidos presionó a la Unión Europea para que Apple le pague USD 14.5 Billions en impuestos a Irlanda (plata que Irlanda NO quiere e incluso objetó en la corte de justicia). Irlanda comprendió que lo más importante no es matar a las corporaciones con impuestos, lo que realmente importa es que Apple con su tecnología y su fuerza laboral estén generando empleo e invirtiendo en su país. Así como tantas otras empresas.
Y que una corporación no pague impuestos directamente, NO quiere decir bajo ningún punto de vista que no pague impuestos. Irlanda recauda mucho más desde que Apple concentró sus operaciones allí, sus ciudadanos son más ricos y esa inmensa masa monetaria que tiene Apple en liquidez está en Irlanda financiando inversiones de pequeños emprendedores que cuentan con créditos más accesibles dada la disponibilidad de fondos. Apple no tiene la plata en un colchón, Apple la tiene en el sistema financiero contribuyendo al bienestar de la sociedad.
En 1964 John Templeton renunció a su ciudadanía estadounidense para no pagar más de USD 100.000.000 en impuestos por la venta de su fondo de inversión Templeton Growth. Templeton se mudó a Bahamas, y se hizo ciudadano del Reino Unido. Estados Unidos, por glotón no vio ni un dólar, el gobierno británico sí. Fue clave que Templeton renuncie a su ciudadanía ya que Estados Unidos es uno de los pocos países del mundo que imponen taxes según nacionalidad en vez de residencia. Sin embargo, muchas personas pagan cientos de miles de dólares para caer en esa trampa fiscal en búsqueda de esa ciudadanía. Los expatriados estadounidenses pagan impuestos sobre impuestos, pagan en el país de residencia y le pagan al gobierno americano.
Si tenés más de USD 2.000.000 y renuncias a tu ciudadanía americana el gobierno asume que lo haces por motivos fiscales y por lo tanto te impone un “expatriation tax” calculado en el valor fiscal de tus activos. ¿Esa es la tierra de la libertad? Para mí es más bien una esclavitud moderna que atenta contra la memoria de Abraham Lincoln.
Hoy un estadounidense tiene trabas para abrir una cuenta bancaria fuera de Estados Unidos por la FATCA. Carl Icahn se fue de Nueva York a Florida por su voracidad fiscal. Se llevó con él toda su firma. ¿Quién se beneficia? Florida. ¿Qué le impide a Icahn volver a hacerlo, pero esta vez hacia otro país? Solamente un poco de burocracia y una pizca de expratriation tax esclavista moderna. Jim Rogers renunció a su ciudadanía americana y se convirtió en singapurense.
Un país es lo que es por su gente. Y su gente forma a sus compañías. Hoy las personas que hicieron grande a ese país eligen trasladarse a otros lugares y con ellos se van las empresas. Cuba fue rico y Venezuela fue el país más rico de Latinoamérica hasta hace no mucho. La gente que hacía rica a Venezuela emigró porque otra gente decidió que había alguien malo y millonario que tenía que pagar su “fair share” y así entregaron su libertad a dictadores comunistas. Hoy son todos pobres, excepto los que prometieron hacerle pagar su “fair share” a los “ricos” que emigraron.
Patria es donde te dejen trabajar, ahorrar e invertir en paz.
La exaltación de lo patriótico siempre está asociado a políticos totalitarios cuyo objetivo es ser dictadores de un país de esclavos fiscales.
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Un país es lo que es por su gente. Y su gente forma a sus compañías. Hoy las personas que hicieron grande a ese país eligen trasladarse a otros lugares y con ellos se van las empresas.
Lo expuesto demuestra que un gobierno que realmente piensa en su gente toma una actitud fiscal similar a la irlandesa. Y en contraposición a eso; un gobierno que solamente piensa en su mandato presidencial toma una actitud fiscal similar a la estadounidense o en otro extremo argentina.
Estados Unidos emprendió un largo pero certero camino en convertirse lo que es la Argentina actual. Hoy está tomando actitudes similares a la de los gobiernos que expulsaron hacia USA a sus ciudadanos. El humano es una criatura de costumbres, aún no se detiene ese flujo migratorio por mero acostumbramiento.
Argentina fue quinta potencia mundial cuando teníamos un gobierno liberal. En los libros de historia se hablaba de la fortaleza del peso argentino únicamente comparado con la libra esterlina y el dólar americano de aquel entonces. Después logramos destruir casi 10 monedas. ¿Qué les hace pensar que el dólar no puede romperse? Nosotros, como argentinos, somos el vivo ejemplo de que las monedas pueden romperse y las grandes naciones pueden hundirse. Parafraseando a Franklin; si estás dispuesto a sacrificar un poquito de tu libertad por un poquito de comodidad a manos de un gobierno vas a terminar perdiendo a ambas.