Política

CABA y la necesidad de MATAR AL PADRE

La política, contrariamente a lo que propone Larreta y su campaña mesiánico- refundacionista llamada “La Transformación No Para”, no se trata de imponer la cosmovisión del líder pisoteando todo lo demás.

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Si el mundo permanece más o menos entero y Argentina no genera una de esas crisis espectaculares que nos colocan en las tapas de todos los diarios del globo provocando la lástima internacional, el año que viene elegiremos nuevo Presidente y nuevos Gobernadores, Intendentes, Diputados y Senadores. Y cualquier cantidad de cargos y carguitos más, se entiende.

La carrera presidencial se debate desde hace décadas entre dos coaliciones mayoritarias, una amuchada alrededor del peronismo y una alrededor de lo que no es peronismo o lo disimula. Esto es así desde antes de que el PRO y el kirchnerismo existieran y nada hace pensar que vaya a cambiar en estos pocos meses. Si la gente se pudre del sistema y de la alternancia pueden surgir terceras fuerzas que, de absorber un porcentaje vital de los votantes, crearían un desbalance convirtiéndose en fuerza “electora” capaz de catapultar al candidato no oficialista y poner en valor su apoyo mediante la imposición de parte de su agenda y la inclusión de referentes propios en puestos de mayor o menor monta. La lógica (sí, ríase) diría que el próximo presidente es de la coalición no peronista y el mejor posicionado dentro de ella es Larreta (esta es la foto de hoy, no mate al mensajero). Funcionamos generalmente así, salvo catástrofes, aunque ese no es el punto de estas líneas. 

Lo que sí es “el punto” es que el año que viene se elige nuevo Jefe de Gobierno en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para los amigos: CABA. La CABA es un bastión de las coaliciones no peronistas y desde hace 15 años lo es del PRO. Vale decir que es su caja, su vidriera, su vivero de cargos y militancia, su refugio. El peronismo sabe que CABA es el único lugar del país inexpugnable, esto es así y lo tiene asimilado, resignándose a poner candidatos que le sostengan su piso y poco más. 

La CABA es un bastión del PRO. Vale decir que es su caja, su vidriera, su vivero de cargos y militancia, su refugio. El peronismo sabe que CABA es el único lugar del país inexpugnable, esto es así y lo tiene asimilado, resignándose a poner candidatos que le sostengan su piso y poco más. 

De CABA y por un extraño sortilegio de crisis y desdoblamiento electoral surgió la gobernación del PRO, para ese entonces una tercera fuerza a nivel nacional, fundada por Mauricio Macri quien desde esa gestión construyó su poder y liderazgo hasta convertirse en la cabeza de una de las coaliciones antes mencionadas y de ahí a la presidencia. Pero ahora el PRO está sumido en una curiosa interna en la que sólo una línea da la batalla. Horacio Rodríguez Larreta heredó CABA cuando Macri se convirtió en Presidente y fue el único de ese partido que quedó con poder y con plata cuando Macri dejó de serlo. Larreta es, literal y lamentablemente, la persona que más ganas tiene de ser elegido presidente en 2023, y por eso es el único que puso la potencia de su gestión (en todos los sentidos “guiño-guiño”) más toda su fuerza vital en ese objetivo. Carece, él y sus adláteres, de carisma, simpatía popular y proyecto esperanzador pero en cambio tiene un engranaje profesional/electoral sin parangón en el país. 

Entonces CABA estará vacante. 

El kirchnerismo propiamente dicho no tiene chances, no hay candidato de paja para victimizarse y a quién culpar de populista, así que queda descartado. La sucesión de este distrito será una prueba de laboratorio para que midamos, sin la amenaza del “populismo”, la cantidad de libertad económica y social que somos capaces de soportar y si realmente queremos derrotar al paternalismo que nos convirtió en este desastre.

Pero a pocos meses de las definiciones, sólo Larreta está trabajando en el tema, parece que el resto de las fuerzas y líneas internas están esperando algún tipo de señal divina. Es la línea interna de Larreta la que rosquea con el estatismo de rancia estirpe, más conocido como UCR Capital, mediante el ungido ex kirchnerista Martín Lousteau. Es la línea larretista la que prepara al bonaerense trasplantado portador de apellido, el primo Macri, mucho más subordinado que la opción Guga. Es el larretismo el que invierte en otros inventos como Acuña y Quiroz y mantiene en el freezer al jarrón chino llamado Vidal por si las moscas. En fin, que es Larreta el único con hambre de poder real y quien prepara sus opciones.

En las filas del liberalismo que tanta influencia viene teniendo en CABA no hay candidatos lanzados ni en vías de testeo, ni se atisba un plan, una campaña local, un proyecto de reformas, dirigentes que se estén posicionando, nada. Parece increíble que el distrito más dispuesto a romper el bipartidismo (gracias a esta actitud nació el “Concepto Macri”), el distrito con más densidad liberal, el que podría pelear un cargo ejecutivo tiene toda esa fuerza electoral expectante y sin candidato competitivo. Apenas se susurran nombres que son tapados por una interna descarnada. Desde hace décadas el liberalismo no para de despreciar oportunidades concretas en CABA, no hablamos de historia antigua, las experiencias están a la vuelta de la esquina.

Parece increíble que el distrito más dispuesto a romper el bipartidismo, el distrito con más densidad liberal, el que podría pelear un cargo ejecutivo tiene toda esa fuerza electoral expectante y sin candidato competitivo.

Queda repasar la oferta de lo que no es kirchnerismo, liberalismo, o larretismo explícito: El PRO línea “Halcón”. En teoría, esta línea interna responde a la interna madre de orden nacional atada a una condicional-posible candidatura o de Patricia Bullrich o de Mauricio Macri, que están en un sigiloso y prolongado minué de: – vas vos si no yo voy o no ay pero vamos a ver depende. De nuevo, el tema nacional no es el propósito de estas líneas, pero hete aquí la dependencia.

¿Qué es lo que la línea halcona está preparando para hacerse de CABA? Acabamos de nombrar al menos 5 jugadores que baraja Larreta para preservar el Bastión. Las opciones subirán y bajarán en su preferencia conforme le aseguren fidelidad, protección del ejército militante y claro, votos. Larreta está mirando permanentemente ese tablero y sus variables, mientras teje su campaña nacional y su posición internacional, además de sus acuerdos intra PJ para su famoso plan del 70% de apoyo. ¿Qué hacen los halcones mientras tanto? ¿Son un digno rival para Larreta?

Freud no escatimaba en imágenes ni en metáforas para describir fenómenos. Por caso la figura simbólica de «matar al padre» sirve para expresar el proceso por el cual alguien se libra de una tutela para hacer un camino personal. Bueno, Larreta no ha tenido ningún problema en “matar al padre” y si la política es la guerra por otros caminos, ninguno de ellos le es ajeno. Quienes están bajo su cobijo cuentan con estas artes.

Pero quienes aspiran a gobernar CABA desde la línea “Halcón”, esa masa titubeante que respira bajo la égida Bullrich-Macri se encuentra en una encrucijada de titubeo al cubo. Ellos no saben, sus armadores no saben, sus referentes no saben y nadie muestra ni ferocidad ni hambre. Para mayor abundamiento, también titubean a la hora de criticar la gestión de Larreta en CABA, porque se sienten oficialismo y porque esperan bulas atadas a acuerdos que los exceden (y que probablemente desconozcan hasta la tarde misma del cierre de listas, ya ha ocurrido). Así que los candidatos de la interna halcona para la gobernación de CABA son exasperantemente incapaces de matar al padre, y sin ese arrojo no se ganan batallas, mal que nos pese.

Larreta no ha tenido ningún problema en “matar al padre” y si la política es la guerra por otros caminos, ninguno de ellos le es ajeno. Quienes están bajo su cobijo cuentan con estas artes

Queda un factor más dentro del PRO: La vertiente “Republicanos Unidos” que candidatea a Roberto García Moritán para el ejecutivo porteño. De Moritán no se dirá que le falta hambre política, el problema es a qué padre deberá matar: ¿A Larreta e ir contra la gestión de la que es parte o a Bullrich/Macri y quedarse separado del votante macrista de centroderecha? La tercera posibilidad es simular ir por derecha para protegerle ese flanco a Larreta y avanzar mientras Bullrich se hunde en una campaña sin sentido en la que pretende llegar al votante de derecha con aplausos a Bachelet y a la agenda climática. Por lo pronto, sea genuino o actuado, Moritán está mucho más dispuesto a pulir su perfil derechoso urbano que los Pato boys. Sus posturas antipikete y de tarifar los hospitales porteños son mil veces más osadas que las de cualquier “Halcón”, y además habla de la ciudad. La política odia el vacío más que la naturaleza y el señor que saltó a la fama como “el marido de Pampita” aprende rápido.

Como sea, en CABA está vacante el voto antioficialismo, el voto bronca, el voto anti K, el voto liberal, el voto conservador y tantos votos más que no se encuentran representados por los candidatos del larretismo. Existe un espacio para un candidato que aproveche el estado de indignación, la brisa liberal, el descontento por la gestión de la pandemia, el hastío con la decadencia de la ciudad. El voto que busca una opción al capricho de la élite del gobierno porteño por la cultura berretamente cristinista y la fiscalidad ruinosa. Existe un voto en oposición a gobiernos que atacan libertades. Un voto de reacción a la presión sostenida para que se acepten agendas que nada tienen que ver con la preocupación de los porteños. Cuando todo ese voto está suelto y sin canalizar significa que está fallando la política. Mucho focus group para tanto error de diagnóstico. 

Porque la política, contrariamente a lo que propone Larreta y su campaña mesiánico- refundacionista llamada “La Transformación No Para”, no se trata de imponer la cosmovisión del líder pisoteando todo lo demás. Hay una política posible, basada en nada menos que representar a los votantes, atender sus demandas reales que es justo lo que Larreta no aborda. Hay una buena porción de gente dispuesta a apoyar esa forma de pensar la gestión, en contra del KIRCHNERISMO STATE OF MIND y su visión perimida del progreso, esa ideología tan peronista de que el bienestar lo determina el Estado. La inmoral idea de que las políticas públicas están para solucionar los problemas personales y privados de “la gente” es un paradigma para desmontar.

En CABA está vacante el voto antioficialismo, el voto bronca, el voto anti K, el voto liberal, el voto conservador y tantos votos más que no se encuentran representados por los candidatos del larretismo.

La pregunta es dónde están los candidatos con las ideas que demanda el electorado y una propuesta renovada. Dónde están los candidatos que no son casta y que no vivieron toda su vida del Estado. Dónde están los nombres que pueden canalizar el descontento y el hastío de una manera positiva. Dónde están los que pueden mostrar el arrojo de no depender de las turbulentas campañas presidenciales. Dónde están los que pueden hacer germinar un luminoso proyecto que cambie la desconfianza ante la clase política. Dónde están los que puedan desmarcarse, por impronta propia, del proceso de frustración inexorable que sobrevendrá de la crisis de la próxima presidencia. Dónde está quien quiera gobernar con el objetivo de dejar hacer a los ciudadanos sin paternalismos. El contraste es tan fácil que cuesta entender cómo no se agolpan los candidatos. ¡Que lejos están del originario “Concepto Macri”!

Argentina posiblemente siga en el loop presidencial de las últimas décadas, sin cuestionar el statu quo, con la victoria del aparato político-electoral y sin ninguna expectativa. Para no estar condenados al kirchnerismo por toda la eternidad, el próximo gobierno de CABA debería ser un oasis y estar libre de este mal en cualquiera de sus versiones incluyendo el KIRCHNERISMO STATE OF MIND. Habrá ofendidos que digan que desde el interior del país también se puede luchar contra el kirchnerismo oponiendo proyectos y candidatos de calibre, ojalá así sea, en la foto de hoy no se conoce ninguno. Mientras tanto, en la Ciudad de Buenos Aires, la única opción para los que deseamos un cambio real es un Deus ex Machina que da más vértigo que esperanza.

Dónde están los candidatos con las ideas que demanda el electorado y una propuesta renovada. Dónde está quien quiera gobernar con el objetivo de dejar hacer a los ciudadanos sin paternalismos.


El larretismo es un hojaldre de cargos pensados en los think tanks socialdemócratas sobrepagados que vienen metiendo su vademécum de “políticas públicas” en cada poro del poder. Una endogamia que va de la gestión a la consultoría, ida y vuelta, dele quete dele con riesgosos conflictos de intereses. Una monstruosidad de la que viven funcionarios y militantes, verdaderos fanáticos de la ingeniería social y de la planificación centralizada que creó para la ciudad una burocracia imposible. No existe porteño que no la padezca. ¿Por qué nadie recoge ese guante? Hacer una campaña opositora en CABA es a la vez fácil y difícil, todo depende de cuán dispuesto se esté a matar al padre.

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