Sociedad

Radiografía del Altruismo

No resulta sorpresivo que el Nazismo, Fascismo y Comunismo entre otros, comprendan un sistema basado en la moral altruista y como resultado de ella, el código del autosacrificio.

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Durante siglos los hombres se han visto en medio de una lucha por el código moral que profesaban. Algunos lo han hecho desde el individualismo y otros desde el colectivismo. Lo cierto es que, a la hora del intercambio de ideas, el concepto del altruismo refleja una división y trae consigo el resurgimiento de otro, el egoísmo.

Sabemos que el hombre forma su código de valores de acuerdo al entorno en el que se encuentra, a las preguntas que debe hacerse, y las integraciones correspondientes que debe realizar epistemológicamente; ahora bien, cuando el hombre en vez de manifestarse como individuo actúa en colectivo, muy pocas son las preguntas que se hace y muchas son las aseveraciones provenientes a la masa a la que pertenece.

No resulta sorpresivo que el Nazismo, Fascismo y Comunismo entre otros, comprendan un sistema basado en la moral altruista y como resultado de ella, el código del autosacrificio. En todas las variantes como las antes mencionadas, el hombre pierde su estatus de individuo y su identidad, pero no sólo eso, el hombre es el animal sacrificable que ha de ser inmolado para el beneficio de la tribu, del grupo, del Estado.

Cuando el hombre en vez de manifestarse como individuo actúa en colectivo, muy pocas son las preguntas que se hace y muchas son las aseveraciones provenientes de la masa a la que pertenece.

La moralidad del altruismo sin dudas es un fenómeno tribal, en tiempos pasados, el hombre era incapaz de sobrevivir sin su tribu, por cooperación y protección. En el presente, el fenómeno va más allá, los avances tecnológicos sumados a la clara distinción corpórea de los seres humanos, no explicarían la causa por la que dicha moralidad se ha perpetuado, y es que evidentemente allí cuando no se expresa la individualidad, y las preguntas que debemos hacernos no existen, la respuesta de todo ello es psico-epistemológica. Sólo donde carece el concepto de individuo, y este no piensa por sí mismo, las mentes son incapaces de sobrevivir a esa “realidad”.

El sistema altruista apunta y debilita completamente la capacidad emprendedora del individuo, lo ubica en el “modo de espera” por el cual otro debe sacrificarse en su beneficio, mientras el mismo debe cargar con el de él para el bienestar de otro.

Lejos de advertir ¿Qué son los valores? y ¿Cuál es el beneficiario de esos valores?, el colectivismo cambia lo segundo por lo primero, vale mucho más el beneficiario del valor que el valor en sí mismo, de esta forma el hombre no define el código de valores que mencionamos al principio, dejándolo débil y sin guía moral, allí es cuando viene el colectivo a “salvarlo”.

En la frase adjudicada a Jesús, “Más bienaventurado es dar que recibir”, se encarna la moral del sistema altruista, donde cuanto más se da, más se exige; no existe en este sistema el libre pensamiento, existe la culpa.

El sistema altruista apunta y debilita completamente la capacidad emprendedora del individuo, lo ubica en el “modo de espera” por el cual otro debe sacrificarse en su beneficio, mientras el mismo debe cargar con el de él para el bienestar de otro.

Poco más puede decirse de la moral altruista, poco se puede alejar del pensamiento de la sociedad en la que nos encontramos, que sólo espera que otros le digan lo que deben hacer, que esperan ver actuar al otro para imitarlo. Poco emprendimiento puede esperarse de los individuos cuando deben sacrificar sus ganancias por imposición del Estado para transferirlo a la parte improductiva de esa misma sociedad. Allí donde todavía no se halle inmerso el altruismo, estará el Estado para dominar por “beneficio de otros”.

Por todo esto, la moralidad del altruismo no ingresa en el liberalismo o capitalismo; libre, voluntaria o amablemente, el individuo podrá ayudar a otro individuo, pero en la moralidad individualista, no debe haber imposiciones de ningún tipo, el hombre actuará en busca de su propio beneficio, en esas mismas actuaciones podrá acertar o equivocarse, pero en ello no habrá ni sacrificios ni culpa.

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