Política

Un Darth Vader criollo

Rodríguez Larreta resuelve pragmáticamente: si el problema de Macri con sus votantes fueron las expectativas sociales desmedidas, entonces mejor no crear ninguna, excepto el mismo cambio de administración.

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Luego de ayudar al gobierno reemplazando los votos kirchneristas para aprobar el acuerdo con el FMI, los legisladores de Juntos por el Cambio (JXC) se justificaban reiterando discursos paternalistas del tipo “salvamos al país del default” o “cuidamos a los argentinos”. La autosatisfacción por su propio comportamiento no sólo estuvo alejada de la realidad que viven las personas cotidianamente, tampoco influyó en el talante del gobierno. Todo lo contrario, a las pocas horas, el peronismo se atolondraba creando puestos nuevos en el Estado y subiendo impuestos y retenciones mientras trataba de cambiar las reglas del Consejo de la magistratura para torcerlas a su favor.

La votación del FMI fue otra ocasión perdida para los halcones.

¿Juntos por el Cambio o Juntos por el (próximo) Gobierno?

Lo primero para señalar luego de la sesión es la uniformidad que mostró el principal bloque opositor para ir en auxilio del gobierno (96% de los diputados del bloque votaron a favor). Esto amerita algún análisis extra, sobre todo porque un número muy importante de esos diputados, al mismo tiempo que votaban a favor, no ocultaban su inconformidad en privado. Algo que podría explicar este comportamiento es que en JxC se huele la cercanía del poder (especulando con la piel del oso antes de haberlo cazado) y casi nadie quiso sacar los pies del plato en una instancia tan decisiva, previendo que las disidencias serían castigadas posteriormente.

En ese sentido, también se observa una constante entre los partidos de la coalición opositora: no dar importancia ni representación a sus votantes más críticos y que reclaman mantener vigente el programa de cambios que se enarbolaba en 2015. Esto fue así al punto que ni siquiera destinaron una “guardia mínima” de legisladores que se sumaran a Ricardo López Murphy en el rechazo y dieran una contención a esa parte de su electorado tan importante, sobre todo para el PRO.

Como se vio en las elecciones legislativas de 2021, algunos de los principales líderes opositores desprecian a esos votantes (más entre los radicales y la Coalición Cívica) o, como en el PRO no macrista, creyendo –erróneamente- que ya cuentan con ese voto per se y que deben profundizar el viaje al centro para terminar de derrotar al peronismo.

Algo que podría explicar este comportamiento es que en JxC se huele la cercanía del poder (especulando con la piel del oso antes de haberlo cazado) y casi nadie quiso sacar los pies del plato en una instancia tan decisiva, previendo que las disidencias serían castigadas posteriormente.

Por eso mismo, la votación del FMI fue otra ocasión perdida para los halcones. Si los “duros” de JxC creen que la oportunidad de conformarse en un polo de poder alternativo a las pretensiones de Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales se presentará como un momento claro, bien definido, y sin contraindicaciones, es muy probable que ese día nunca llegue.

Para diferenciarse hay que tomar las oportunidades que se abren cuando se abren y convertirlas en redito político y reconocimiento social. Por eso es que, una vez más, Javier Milei logró dar un paso en la seducción de una parte de la sociedad que, crecientemente, tiene menos esperanzas en las promesas reformistas de JxC.

Horacio Rodríguez Larreta en el camino de Anakin Skywalker

JXC parece encontrarse en una encrucijada que le resulta difícil de superar, sobre todo porque no termina de comprender las características del obstáculo que enfrenta. El problema sencillamente expresado es que intentan mantener ante la opinión publica un relato similar al de 2015 cuando, simultáneamente, sólo siembran dudas que ese sea el camino que llevarían adelante en caso de llegar al gobierno en 2023.

En 2015 Cambiemos se presentaba como una fuerza que venía a reformar algunos de los nudos que mantienen a la Argentina atada a la decadencia desde hace décadas. La ilusión de ese cambio prometido fue uno de los factores que puede explicar el triunfo de Mauricio Macri y también, la derrota posterior, por la decepción ante la falta de avances y la crisis económica. 

Rodríguez Larreta se reserva la creación de expectativas para los miembros del pacto corporativo que sostiene la democracia argentina desde 1983. El mensaje es claro: el 70% del poder en Argentina tendrá una confortable estadía en su potencial gobierno.

Rodríguez Larreta lo resuelve pragmáticamente: si el problema de Macri con sus votantes fueron las expectativas sociales desmedidas, entonces, mejor no crear ninguna, excepto el mismo cambio de administración. Al mismo tiempo Rodríguez Larreta se reserva la creación de expectativas para los miembros del pacto corporativo que sostiene la democracia argentina desde 1983. El mensaje es claro: el 70% del poder en Argentina tendrá una confortable estadía en su potencial gobierno.

El diagnóstico, que no parece ser del todo errado, evalúa que los problemas de gobernabilidad no fueron causados por una sociedad que se mostró capaz de soportar casi cualquier cosa que el peronismo imponga con el relato psicópata progre. Por eso, el problema estaría en la grieta dentro del poder corporativo, es decir, entre los políticos, gremios, empresarios nacionales, la Iglesia, los movimientos sociales, la prensa etc. Es ahí donde apunta la política sanadora de Rodríguez Larreta.

El problema estaría en la grieta dentro del poder corporativo, es decir, entre los políticos, gremios, empresarios nacionales, la Iglesia, los movimientos sociales, la prensa etc. Es ahí donde apunta la política sanadora de Rodríguez Larreta.

Pero a la vez, ese camino de renovar el pacto corporativo, herido por el descontento popular y el delirio económico, sólo maquillando sus formas más irritantes, tiene algunos obstáculos. El problema central es que subestima que, a diferencia de 2015, la percepción social de la crisis está muy extendida y que, la falta de expectativas, las están capitalizando Milei y Patricia Bullrich.

Como en la saga de Star Wars, Rodríguez Larreta, en su papel de Anakin, parece ser el heredero natural de las fuerzas del bien, pero sus propias inseguridades y el apego por el poder lo aproximan al lado oscuro, y si de lado oscuro hablamos en Argentina, el destino de un Darth Vader criollo, no puede estar muy lejos del PJ.

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