Política

Alianzas de temer

CHINA Y RUSIA FORMALIZAN UNA ALIANZA QUE PODRIA CAMBIAR LA GEOPOLITICA GLOBAL

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El pasado 20 de Enero concluían en Pekín las llamadas Olimpíadas de Invierno. El evento, de por si relevante, de alguna forma eclipsó otro que se desarrolló en simultaneo y que fue la reunión entre el “Emperador de China” Xi Jinping y el “Zar de todas las Rusias” Vladimir Putin. Si bien es demasiado pronto para hacer una evaluación definitiva, las informaciones que se conocen hasta el momento hacen pensar que no es descabellado suponer que se concretó una alianza estratégica que, al menos potencialmente, puede modificar el equilibrio estratégico global.

Señalemos que es la primera vez que Beijín y Moscú se oponen en forma conjunta y abierta a toda forma de aumento de los miembros de la Alianza Atlántica en clarísima referencia a los sucesos en Ucrania, pero también marcando claramente su rechazo al acuerdo conocido como AUKUS que une a Australia, Gran Bretaña y Estados Unidos.

Es la primera vez que Beijín y Moscú se oponen en forma conjunta y abierta a toda forma de aumento de los miembros de la Alianza Atlántica

Desde una perspectiva más filosófico política, resulta destacable que en el largo documento elaborado y firmado por ambos jefes de Estado se aborda nada menos que la redefinición del concepto de DEMOCRACIA al señalar abiertamente su pertenencia a ese sistema de gobierno, es decir, Rusia y China se autodefinen como “países democráticos”. Esta insistencia en la redefinición del concepto de democracia parece indicar también un cambio tanto en China como en Rusia en su estrategia de comunicación que se torna mucho más sofisticada y que, sin abandonar los viejos métodos, incorpora contenidos y tecnologías nuevas en forma constante.

Esta, podemos llamarle “conjunción” ruso-china, no es algo que surgió de la nada o de un momento de improvisación, los cambios profundos en la geopolítica no suceden así. Fue a mitad de 2019 cuando Xi realizó una visita de Estado a Rusia y en esa oportunidad se concretaron acuerdos tanto en lo político como en lo comercial, que ya marcaban no sólo el deseo de supervivencia política de ambos líderes sino también que Estados Unidos era su principal objetivo, y ya en esos momentos se señalaba la importancia de los desarrollos tecnológicos conjuntos que ambas potencias planificaban.

El otro punto para recordar es que tácitamente Moscú aceptaba (sin decirlo) un papel de “junior” en la dupla, lejos quedaban los tiempos en que Moscú lideraba el “mundo comunista” por así llamarlo. Hoy tanto en Moscú como en Pekín parece quedar en claro que una de las prioridades pasa por evitar cualquier aumento en el número de países que integran la OTAN. Recordemos que en noviembre de 2021 se había publicado un raro trabajo conjunto firmado por los embajadores de Rusia y China en los Estados Unidos en el que remarcaban su “larga tradición democrática” (Russian and Chinese Ambassadors: Respecting People’s Democratic Rights https://nationalinterest.org/feature/russian-and-chinese-ambassadors-respecting-people%E2%80%99s-democratic-rights-197165 )

La cercanía que, al menos en público, ambos países buscan presentar ya quedó clara en un largo artículo presentado por la agencia Xinhua cuya autoría se atribuye a Putin, que destacaba que se abría un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales («Rusia y China: una asociación estratégica orientada al futuro». http://spanish.news.cn/2022-02/03/c_1310452522.htm). En él, además de la búsqueda no disimulada del apoyo de China, Putin toma la oportunidad para marcar la importancia de la aceptación de pagos internacionales en su moneda, cosa que busca obviamente evitar el daño económico que podrían causarle sanciones por parte de Estados Unidos y sus aliados.

Recordemos además que en el mes de enero Pekín anunció que su comercio con Rusia había alcanzado un pico de 147.000 millones de dólares durante 2021 con lo que duplicó los 68.000 millones del año 2015.

Pasaron 50 años desde aquel 21 de febrero de 1972 en el que Richard Nixon entonces presidente de USA y Mao Zedong entonces el líder de China se saludaban inaugurando lo que se conoció como “la semana que cambio al mundo”. Hoy China y Rusia parecen más cercanos que nunca y la OTAN ser su objetivo principal en la coyuntura.

Posiblemente necesitemos remontarnos a la Segunda Guerra Mundial para encontrar una alianza similar de países autoritarios a lo que se suma, la aparente cercanía personal entre ambos líderes, ciertamente difícil de evaluar.

Recordemos que el pasado 20 de Enero, el último día de las Olimpiadas de invierno, coincidió con los ejercicios militares rusos llevados a cabo en Bielorrusia y que no pocos estiman es el preludio de una operación militar, existen informes que señalan que en las próximas semanas la temperatura descenderá lo suficiente como para que el equipo militar pesado de Rusia pueda cruzar sin dificultades la frontera con Ucrania.

El momento parece resultarles favorable, no sólo por la cercanía político-estratégica entre ambos, sino más bien porque tanto en los Estados Unidos como en el resto de los miembros de la OTAN no parece existir una clara resolución respecto de qué hacer ante la eventualidad de una operación militar por parte de Rusia con el tácito (o explícito) apoyo de China.

Pasaron 50 años desde aquel 21 de febrero de 1972 en el que Richard Nixon entonces presidente de USA y Mao Zedong entonces el líder de China se saludaban inaugurando lo que se conoció como “la semana que cambio al mundo”. Hoy China y Rusia parecen más cercanos que nunca y la OTAN ser su objetivo principal en la coyuntura.

Parece muy poco probable que el tema de Ucrania quede congelado sin ninguna resolución en un sentido o en otro, si Putin resolviera el uso de la fuerza ya sea en forma abierta o encubierta, el resto de Europa, los Estados Unidos y los países aliados se encontrarán frente a la necesidad de resolver qué camino tomar, no será fácil.

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