Política

La crisis Rusia – Ucrania A LA ROSSINI. IL DOLCE. ESTADOS UNIDOS Y OTAN

El Kremlin ocupó la península con tropas rusas regulares y organizó un plebiscito para confirmar su anexión a la Federación de Rusia.

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1-ANTIPASTO: BIELORRUSIA (https://faroargentino.com/2021/12/la-crisis-rusia-ucrania-a-la-rossini-un-menu-en-4-pasos/)
2-PRIMO PIATTO: RUSIA (https://faroargentino.com/2022/01/la-crisis-rusia-ucrania-a-la-rossini-primo-piatto-rusia/)
3-SECONDO PIATTO: UCRANIA (https://faroargentino.com/2022/01/la-crisis-rusia-ucrania-a-la-rossini-secondo-piatto-ucrania/)

Cuarta y última entrega

SECONDO PIATTO: UCRANIA

DELL’INUTIL PRECAUZIONE.

Occidente se ha dejado atrapar en una serie de narrativas falsas y manipuladas por Rusia, estimuladas en gran parte por su fuerte deseo de evitar todo conflicto o confrontación con Rusia.

La crisis ucraniana inició en 2014 cuando una revolución espontánea derrocó al dictador Viktor Yanukovich, sostenido por Rusia. El Kremlin alegó que Occidente inició y apoyó esa revolución  para crear un Estado títere ucraniano, una afirmación infundada, porque responde a la cosmovisión de Putin y donde los papeles falsamente se invierten en un discurso desinformante.

La revuelta y el eventual nuevo gobierno pro-occidental provocaron la preocupación de que Rusia pudiera perder la capacidad de operar la Flota del Mar Negro en Sebastopol, el único puerto adecuado para la flota. Este temor precipitó la toma de la península de Crimea por Rusia, empleando Spetsnaz rusos y tropas aerotransportadas sin uniforme junto con miembros del ejército ucraniano que optaron por apoyar a Rusia en lugar de luchar por Ucrania. Luego, el Kremlin ocupó la península con tropas rusas regulares y organizó un plebiscito para confirmar su anexión a la Federación de Rusia.

Occidente, que actuó más como un espectador que como un actor relevante de la comunidad internacional, aceptó un proceso diplomático para resolver el conflicto determinado por las premisas que Putin alegó más que en las realidades del caso

A posteriori se inició el conflicto del Donbás, empleando también miembros y agentes del servicio de inteligencia sin uniforme, aprovechando los sentimientos prorrusos que el Kremlin había estado avivando agresivamente en la región desde 2004. Cuando se encontraron una resistencia inesperada que estancó la operación Putin envió elementos del ejército ruso regular para respaldarlos, lo que finalmente aseguró la aceptación de facto de Kiev del estado actual de las cosas donde líderes prorusos respaldados por milicias controladas por el 8° Ejército de Armas Combinadas, con sede en Rostov, controla las autodenominadas República Popular de Donetsk y República Popular de Lugansk.

Occidente, que actuó más como un espectador que como un actor relevante de la comunidad internacional, aceptó un proceso diplomático para resolver el conflicto determinado por las premisas que Putin alegó más que en las realidades del caso.

Occidente ha permitido que Putin se involucrara en las negociaciones para poner fin al conflicto como mediador a pesar de que él inició y extendió el conflicto como agresor. Rusia ocupa formalmente una posición de mediación en los Acuerdos de Minsk II y en las conversaciones del Formato de Normandía que son su principal mecanismo de negociación. La propia naturaleza de Minsk II y Normandía es en sí misma un gran triunfo diplomático para Putin y una importante concesión por parte de Francia y Alemania.

Los acuerdos de Minsk II tratan la situación en Donbas como un asunto interno de Ucrania más que como un conflicto internacional. Imponen muchas obligaciones específicas al Estado ucraniano y ninguna obligación explícita a Rusia. Requieren la retirada de todas las fuerzas extranjeras y la disolución de todos los grupos armados ilegales, hacen alguna referencia a los apoderados locales rusos y sus manipuladores, sin mencionar a Rusia directamente. Ni los apoderados ni los rusos han cumplido ese compromiso. El gobierno ucraniano, con más dignidad que todo el bloque occidental, se ha negado a cumplir con algunos de sus compromisos, específicamente la aprobación de las leyes que otorgan autonomía a las nuevas repúblicas. Moscú sigue exigiendo que Ucrania cumpla con esos compromisos y, al mismo tiempo, deja muy claro que no tiene intención de adherirse a los suyos. Un descaro estratégico de nivel superior.

Francia, Alemania y, desde el margen, los Estados Unidos y otros estados de la OTAN, han permitido a Moscú enmarcar las conversaciones Normandía y Minsk II en torno a los incumplimientos de Ucrania, eludiendo o minimizando el incumplimiento de Rusia de los propios. Las discusiones continuas sobre las obligaciones de Ucrania en Minsk II están influidas por las principales líneas de las operaciones de información de Rusia, específicamente la narrativa de que la crisis de Ucrania es un conflicto interno en el que Rusia no es directamente parte. La continuación de esta peligrosa farsa facilitada por Occidente ejerce una presión constante sobre Ucrania para que haga más concesiones a Rusia sin haber obtenido nada a cambio. También alimenta fuertes discursos en Occidente que sostienen que es Ucrania, y no Rusia, el principal obstáculo que retrasa la resolución de la crisis. Por lo tanto, debilita aún más cualquier voluntad de Occidente de luchar por Ucrania.

Francia, Alemania y, desde el margen, los Estados Unidos y otros estados de la OTAN, han permitido a Moscú enmarcar las conversaciones Normandía y Minsk II en torno a los incumplimientos de Ucrania, eludiendo o minimizando el incumplimiento de Rusia de los propios

La expansión de la OTAN hacia el este es una de las principales preocupaciones manifiestas de Putin contra la alianza. Resintió, pero no pudo evitar, la adhesión de los Estados bálticos a la OTAN en 2004, que, según él, fue una violación de las promesas que la alianza había hecho a Rusia en la década de 1990. Ucrania también buscó ser miembro de la OTAN sin éxito. Pero la cumbre de la OTAN de 2008 en Bucarest emitió una declaración en la que decía: “La OTAN da la bienvenida a las aspiraciones euroatlánticas de Ucrania y Georgia de formar parte de la OTAN. Hoy acordamos que estos países se convertirán en miembros de la OTAN ”. La OTAN nunca le ha otorgado a ningún país un plan de acción formal que culmine con su adhesión a la alianza. Sin embargo, Ucrania aprobó una enmienda constitucional en 2019 comprometiéndose a unirse a la alianza, y la OTAN, por su parte, nunca ha rescindido formalmente la declaración de 2008 comprometiéndose, en teoría, a admitir a Ucrania.

Putin comenzó a exigir en el otoño de 2021 no la rescisión de esa oferta, sino un compromiso  mayor, formal y vinculante, de Estados Unidos de nunca llevar a Ucrania a la OTAN. Zelensky, por otro lado, ha pedido repetidamente una rápida admisión a la alianza ante la creciente agresión rusa. La confianza ucraniana sobre Occidente, naturalmente, se debilita cada vez que Zelensky pide ayuda y es rechazado. La propia credibilidad de Zelensky como líder también decae. Putin, por lo tanto, obtiene ventajas cada vez que crea una situación en la que un líder ucraniano se siente obligado a solicitar ayuda o adhesión a la OTAN y la OTAN se la niega. Esto le permite al Kremlin realizar acciones de información para persuadir a los ucranianos de que nunca recibirán ayuda relevante de la OTAN o sus miembros y que estarán solos si tuvieran que luchar contra Rusia. El propósito de este esfuerzo sería reducir la disposición a resistirlo, para obligar a Kiev a las concesiones políticas que se le reclamen, y favorece la creación de un ambiente propicio para establecer las condiciones más favorables para una acción militar rusa, en caso de que Putin decida iniciarla.

La combinación de Minsk II y Normandía y el estado indeterminado de la candidatura de Ucrania a ser miembro de la OTAN, y la erosión política del gobierno ucraniano que ello provoca crea un entorno favorable en el que Putin puede operar.

Ucrania pide ingresar a la OTAN y se le niega, solicita a los Estados individuales defensa y ayuda pero sólo recibe asistencia limitada, y los Estados Unidos, Francia y Alemania simultáneamente le exigen que haga concesiones a Rusia según el acuerdo de Minsk II, y sin hacer ninguna demanda similar a Rusia para cumplir con sus propias obligaciones. El efecto neto de este patrón es aumentar y socavar las esperanzas de los ucranianos de obtener apoyo occidental contra el ataque ruso, así como hacer que cualquier líder ucraniano parezca un tonto que no puede brindar la asistencia que Ucrania necesita, al tiempo que socava la verdadera narrativa de que Putin es el agresor. Es una de las operaciones de información más exitosas que jamás haya realizado Putin, y que cuenta con la inestimable ayuda del bloque occidental en pleno.

Las herramientas y organismos de información nacional de Ucrania no están apreciando como probable una posible ofensiva rusa a gran escala. Pero esa esfera de información está intrínsecamente fragmentada, en parte debido a su división entre varios conglomerados de medios controlados por oligarcas. Los medios de comunicación controlados por el ex presidente ucraniano Petro Poroshenko y otros oligarcas pro occidentales se están centrando en cubrir los diversos escándalos políticos de Zelensky. Los medios de comunicación ucranianos pro-rusos controlados por el aliado del Kremlin Viktor Medvedchuk están minimizando la acumulación militar rusa utilizando un lenguaje estéril para referirse a ellos. Despliegues rusos y una amenaza de invasión es tratada como «la situación en Ucrania», mientras se hace eco de la retórica del Kremlin exigiendo que Zelensky haga concesiones políticas en línea con los Acuerdos de Minsk II. Los medios de comunicación controlados por Ihor Kolomoisky están cubriendo la política nacional de una manera que ni apoya ni socava a Zelensky, mientras enfatizan la cobertura de la reacción de los Estados occidentales frente a la acumulación de Rusia. Los medios de comunicación ucranianos están ignorando en gran medida la amenaza de una ofensiva rusa este invierno, muy probablemente porque los informes de guerra se han vuelto mundanos y repetitivos en los últimos años de un conflicto congelado. Sin embargo, el espacio de información de Ucrania parece estar cambiando rápidamente y es probable que en las próximas semanas surja una mayor cobertura de ese peligro de una invasión rusa.

Es esperable que Putin busque desmoralizar a la población ucraniana y provocar la disidencia interna para interrumpir sus esfuerzos para luchar contra el ataque, antes de lanzar una invasión para aumentar sus posibilidades de alcanzar los objetivos de posguerra deseados por él.

El Kremlin aún no ha desarrollado en fuerza el espacio de información ucraniano para una invasión a gran escala. Los ucranianos apoyan firmemente la defensa de su independencia contra los esfuerzos rusos para controlarla, incluso si los políticos y bloques ucranianos individuales abogan por enfoques más conciliadores hacia Moscú. Los ucranianos están más dispuestos y mejor preparados para luchar contra la agresión rusa ahora que en 2014. Es esperable que Putin busque desmoralizar a la población ucraniana y provocar la disidencia interna dentro de Ucrania y para interrumpir sus esfuerzos para luchar contra el ataque, antes de lanzar una invasión para aumentar sus posibilidades de alcanzar los objetivos de posguerra deseados por Putin.

El Kremlin utilizaría para ello grupos de redes sociales ucranianos, agentes rusos, medios rusos, medios ucranianos con influencia rusa, representantes de las nuevas repúblicas títere de Rusia, y representantes políticos de Rusia -como el Partido de oposición ruso «Por la Vida»- para llevar a cabo estas operaciones de información.

Por ello, es de esperar que el Kremlin lleve a cabo múltiples operaciones de información simultáneas sobre la población de Ucrania antes de lanzar cualquier posible operación militar ofensiva, ésa será la verdadera señal de alarma de una operación militar a gran escala. Una señal complementaria será la operación de información sobre el pueblo rusa para prepararlo para la guerra para minimizar el daño que las operaciones militares podrían causar al apoyo popular y de la élite rusa a su régimen antes de emprender tal curso de acción.

No se aprecia de momento que se haya hecho lo suficiente como para logra el apoyo a un ataque a gran escala. Esto es fundamental teniendo en cuenta que las baja rusas en Ucrania en 2014 y 2015 redujeron el apoyo público al Kremlin,  y que Putin ya está sufriendo una reducción del apoyo público tras la pandemia de COVID-19 y las protestas tras el envenenamiento y arresto de la figura de la oposición Alexei Navalny.

Los mensajes predominantes del Kremlin sobre la guerra con Ucrania son que Rusia no está preparando ningún tipo de acción ofensiva y que las afirmaciones occidentales de los planes de invasión rusos son falsas. Las publicaciones de los medios de comunicación rusos y las transmisiones de televisión del 7 de diciembre antes y después de la videoconferencia entre el presidente estadounidense Joe Biden y el presidente ruso Vladimir Putin no tenían una narrativa clara además de afirmar que el Kremlin no esperaba ningún avance. Putin continúa desarrollando sus planes estratégicos con la presteza y agilidad de un Fígaro, EEUU, la OTAN y la UE se mueven con la falsa auto confianza de Don Bartolo lo que los está llevando a una decepción igual a la del personaje, mientras que Ucrania se mueve con el fervor y el brío de Rosina, pero ningún Conde de Almaviva parece venir en su ayuda.

ANDATE PUR, CHE IL CIEL VI BENEDICA!

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