Al momento de escribirse este artículo, la Bielorrusia de Lukashenko impulsa miles de inmigrantes de Medio Oriente a salir de su territorio e ingresar masivamente a Polonia. Esto claramente crea una crisis no solamente para Polonia, quien recibe a esas personas de manera compulsoria, sino de la Unión Europea (UE) como un todo.

Hay que tener muy presente esa definición genial que Churchill diera de Rusia décadas atrás y que mantienen plena vigencia en nuestros días: “…una adivinanza, envuelta en un misterio, dentro de un enigma”
Creer que Minsk produce esta crisis por propia decisión, es no entender el marco mucho más amplio y complejo de todo esto. Ese marco es Moscú, que aprovecha las indefiniciones, carencia de firmeza y de una mirada estratégica común que la UE viene mostrando, para desarrollar su juego geopolítico. Un movimiento que es parte de viejas continuidades, que este artículo intenta evidenciar, teniendo muy presente esa definición genial que Churchill diera de Rusia décadas atrás y que mantienen plena vigencia en nuestros días: “…una adivinanza, envuelta en un misterio, dentro de un enigma”
Siendo extremadamente simplistas, propongo hacer el análisis reconociendo tres etapas de Rusia: Aquella gobernada por los zares, la de la revolución que desemboca en la URSS y la que surge luego de la misma.
Cada una de esas etapas tuvo un sin número de acontecimientos relevantes sin lugar a duda, pero el propósito que me anima es trazar la continuidad de ciertas miradas que, considero contribuyen a comprender a ese gigantesco país tanto en el pasado como hoy en día.
Las continuidades que mencionaré tienen un recorrido que une a los zares, los secretarios generales del Partido Comunista de la URSS y llegan hasta el actual líder de Rusia. Comencemos por las que considero más relevantes:

Tres etapas de Rusia: Aquella gobernada por los zares, la de la revolución que desemboca en la URSS y la que surge luego de la misma.
Consolidación de sus fronteras Esto ha sido una preocupación de Rusia en todas sus etapas, que va de la mano de la comprensión de la vastedad de su territorio y simultáneamente de la escasa población para su ocupación. Aspecto que comienza en 1533 con una paulatina expansión y hoy se manifiesta en el interés ruso por desarrollar su extremo oriental.
Asia Central como zona de influencia En este caso, se inició con la expansión del Imperio de los Zares a esa región, pasando por las repúblicas soviéticas bajo el control de Moscú a la actual influencia que Rusia mantiene sobre ellas, fundamentalmente en asuntos de su seguridad, en especial con la actuación de grupos radicalizados islámicos. Del aspecto antes mencionado, se desprende la preocupación por Afganistán, que fue parte de la disputa con el Imperio Británico en el denominado “Gran Juego” y muchos años después con la URSS en la intervención en ese país desde 1979 hasta 1989.
Obtención de puertos accesibles durante todo el año Rusia desde Pedro tuvo consciencia de la necesidad de contar con puertos para conectarse con el mundo. Su territorio no le permitía contar con ellos en su plenitud en temporadas invernales, y la búsqueda de facilidades todo tiempo la llevó expandir el alcance de su marina. La base naval que mantiene en Siria es heredera de esa búsqueda.
Extensión de su influencia a los Balcanes Aspecto que se continuó claramente desde la época de los zares hasta el colapso de la URSS, por supuesto con idas y vueltas muy complejas. Esto tiene un particular origen en la Fe Cristiana Ortodoxa que tiene raíces en el Imperio Bizantino y llevó a Rusia a sentirse ligada con quienes habitaban en lo que posteriormente fuera parte del Imperio Otomano.
Seguridad en su frontera hacia el oeste Este aspecto, a mi juicio es el que en mayor medida explica no pocas actitudes de Rusia hacia Europa hoy. Desde la mirada rusa, del oeste vinieron amenazas que fueron críticas a su supervivencia. Mencionamos las más conocidas:
- Campaña de Carlos XII de Suecia de 1721, que termina en Poltava al sudeste de Kiev.
- Campaña de Napoleón en 1812, que alcanza a tomar Moscú.
- Invasión alemana durante la 1ra Guerra Mundial, que alcanza una línea de avance desde el Golfo de Finlandia al Mar de Azov.
- Invasión nazi de 1941, que alcanzó en su máxima expansión desde los suburbios de Leningrado hasta el Cáucaso.
Esto ha llevado a Rusia, a buscar tener injerencia en la Europa Oriental de diferentes formas de acuerdo con las épocas, y hoy se materializa en la intervención en el sector oriental de Ucrania y la atención sobre lo que ocurre en Bielorrusia.
Desde una mirada estratégica, Rusia ha buscado tener “espacio” disponible para poder contener cualquier acción que provenga desde el oeste, y ese es el papel que juega Bielorrusia y el que una Ucrania fuera de la OTAN es crítico para Moscú.
Por eso todavía hoy mira con aprehensión lo que se conoció como la expansión al este de la OTAN y toda instalación de facilidades relacionadas con capacidades de comando, control y vigilancia occidentales emplazadas en los que fueran territorios bajo control de la URSS.

Quizás la ausencia de una tradición que con éxito lograra limitar el poder de los zares sea una de las más relevantes. Con la URSS eso se consolidó, especialmente durante el estalinismo
El último aspecto que deseo mencionar como continuidad es la permanente apelación a liderazgos fuertes, autoritarios y mayormente unipersonales. Rusia no ha tenido una tradición comparable a la de occidente donde a lo largo de siglos se generaron modos de gobierno donde el poder se limitaba al dividirse el mismo en diferentes estructuras que buscaban evitar el autoritarismo. Las razones por las cuales eso en Rusia no ha prosperado son múltiples y discutibles. Quizás la ausencia de una tradición que con éxito lograra limitar el poder de los zares sea una de las más relevantes. Con la URSS eso se consolidó, especialmente durante el estalinismo y posteriormente hasta el colapso soviético, la limitación se daba, pero enmarcada en la lucha interna de la nomenclatura por el control del poder.
Ya con la implosión de la URSS, el caos fue en buena parte de la etapa posterior, el marco referencial de la puja política y si bien se generaron estructuras que reflejan formalmente las que en occidente se emplean para limitar el poder, en los hechos lo que se observa es una consolidación del poder en una figura única.
Rusia hoy no admite una aproximación propia de la guerra fría. No es un actor ideológico. Si constituye una potencia regional, que ha dejado de tener los alcances globales que pretendió la URSS, aunque busca una mayor participación en asuntos internacionales, ligados los mismos a miradas estratégicas que, al menos así creo, se fundan en no pocos de los aspectos que hemos mencionado; y parece que no cambiará radicalmente en los años por venir.
Rusia no pretende invadir como la URSS Europa occidental, al menos no en el futuro predecible; aunque aprovechará al máximo los siguientes aspectos:
- Las debilidades de la UE para generar políticas creíbles como una entidad multinacional.
- Las dificultades de la OTAN para generar un compromiso de sus miembros en la defensa común, más allá de EEUU, Francia y el Reino Unido.
- La creciente dependencia europea a los suministros gasíferos rusos.
- La existencia de una Alemania que tiene el poder económico de un actor global, pero rechaza convertirse en un actor con capacidades militares que lideren en Europa.

Europa que a toda costa hace evidente su deseo de no pelear con Rusia
Moscú aprovechará a personajes como Lukaschenko y su imprevisibilidad para Occidente, el fomento de la generación de una secesión en Ucrania con el apoyo “indirecto” de tropas rusas y los habituales ejercicios en las fronteras con las naciones Bálticas como parte de su caja de herramientas para presionar a Europa que a toda costa hace evidente su deseo de no pelear con Rusia. En ese juego Moscú busca tiempo. Tiempo para seguir fortaleciendo su poder militar. Tiempo para mejorar una economía demasiado atada a los vaivenes de su principal comoditie de exportación. Tiempo para consolidar su frontera con China, donde su escasa densidad poblacional la coloca en una enorme desventaja a futuro. Tiempo, en definitiva, para que Rusia alcance el sueño inconcluso de ser una suerte de síntesis entre Europa y Asia. Algo que su elite ha tenido dificultades gigantescas siempre de alcanzar. ¿Podrá hacerlo?